El autorretrato y la mirada del espectador

 

Desde el punto de vista del espectador, los ojos del autorretrato toman
la función de un bisturí.

Es mi mirada la que os investiga a vosotros, que sois meros espectadores.

El espectador percibe la mirada del autorretrato
como instrumento que vulnera su intimidad y hace que experimente la
sensación de que, a través de sus ojos accede —como por una ventana— a
su interior hasta llegar a la esfera más privada de su alma.

Al tiempo que está contemplando el autorretrato, es el alma (vuestra alma) la que se siente
al descubierto. Como si fuera el autorretrato quien intentara establecer un
diálogo —con tendencia al interrogatorio— que no te resulta cómodo.

En cambio, desde mi punto de vista, los ojos del autorretrato
desempeñan el oficio de libro en el que está escrita mi propia vida. Si sabes leer mi lenguaje, también puedes leer en  ellos lo que siento en mi interior y percibir cómo la vida como se manifiesta a través de mis ojos.

Me siento descubierta en mi autorretrato, es algo parecido a la desazón a la que, por tu parte, sientes bajo la mirada del autorretrato.